Erving Goffman analiza la relación entre el estigmatizado con su propio estigma, con los "normales" que le rodean y la de éstos con él.
En 1963 el sociólogo estadounidense Erving Goffman publicó "Estigma. La identidad deteriorada". En esta obra, él analizaba la identidad social de los estigmatizados y los problemas que debían afrontar.
El estigma
Goffman distingue tres clases de estigmas:
En cualquier caso, el estigmatizado se distinguirá de los “normales”, de los que “no se apartan negativamente de las expectativas particulares que están en discusión”. Y será considerado, por tanto, inferior. Goffman asegura que, de hecho, no será considerado como enteramente humano.
Consideración a la que el individuo que porta el estigma no será impermeable y terminará absorbiendo. Como asegura Pierre Bourdieu en su conferencia Cultura y política, impartida en la Universidad de Grenoble (Francia) el 29 de abril de 1980, la “magia social puede transformar a las personas por el hecho de decirles que son diferentes”
Identidad social real y virtual
Es el medio social el que categoriza a las personas, que en él se encuentran, mediante los mecanismos (que la sociedad le presta) de categorización, de determinación de lo que es normal, corriente y natural y lo que no lo es y, por tanto, lo que debe ser reconocido como extraño y ser señalado.
En el transcurso de las interacciones habituales entre los seres humanos, nos encontramos con los “otros previstos”, aquellos que se adecúan a las (nuestras) pretensiones de normalidad. Estas características son virtuales porque no sabemos si las posee la persona con la que nos encontramos. Forman parte de las peticiones que hacemos y consagran la “identidad social virtual”. Las características que el individuo tiene, es decir, “la categoría y los atributos que, de hecho, según puede demostrarse, le pertenecen (…)” son los que forman su “identidad social real”.
Es el medio social el que categoriza a las personas, que en él se encuentran, mediante los mecanismos (que la sociedad le presta) de categorización, de determinación de lo que es normal, corriente y natural y lo que no lo es y, por tanto, lo que debe ser reconocido como extraño y ser señalado.
En el transcurso de las interacciones habituales entre los seres humanos, nos encontramos con los “otros previstos”, aquellos que se adecúan a las (nuestras) pretensiones de normalidad. Estas características son virtuales porque no sabemos si las posee la persona con la que nos encontramos. Forman parte de las peticiones que hacemos y consagran la “identidad social virtual”. Las características que el individuo tiene, es decir, “la categoría y los atributos que, de hecho, según puede demostrarse, le pertenecen (…)” son los que forman su “identidad social real”.
El estigma
Goffman distingue tres clases de estigmas:
- Los defectos físicos.
- Los de carácter.
- Los que conciernen a la raza, religión o nacionalidad.
En cualquier caso, el estigmatizado se distinguirá de los “normales”, de los que “no se apartan negativamente de las expectativas particulares que están en discusión”. Y será considerado, por tanto, inferior. Goffman asegura que, de hecho, no será considerado como enteramente humano.
Consideración a la que el individuo que porta el estigma no será impermeable y terminará absorbiendo. Como asegura Pierre Bourdieu en su conferencia Cultura y política, impartida en la Universidad de Grenoble (Francia) el 29 de abril de 1980, la “magia social puede transformar a las personas por el hecho de decirles que son diferentes”
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