9 de mayo de 2012

¿Qué es el acoso escolar?


El acoso escolar es un fenómeno que, hoy en día, provoca una enorme preocupación tanto en las familias como en el profesorado. Los medios de comunicación se hacen eco del mismo, lo que contribuye a la difusión de sus efectos y a crear una cierta alarma social.

Pero lo cierto es que se trata de un fenómeno que se da en todas las sociedades en las que existe educación formal, y su incidencia es bastante menor de lo que se piensa. A pesar de ello, produce un gran sufrimiento en quienes lo padecen, por lo cual es preciso actuar decididamente cuando se detecta, sabiendo que es una conducta absolutamente inadmisible.

    Se considera que existe maltrato entre iguales cuando un alumno o alumna se ve expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a diferentes formas de acoso u hostigamiento por parte de un compañero, compañera o grupo de compañeros, de manera que la víctima queda situada en una posición de inferioridad frente al agresor o agresores de la que no es capaz de salir por sus propios medios.

     El maltrato entre iguales puede adoptar diversas formas, entre las cuales las más características son: la exclusión , la agresión verbal directa(insultar) o indirecta (poner motes, sembrar rumores dañinos), la agresión física directa (pegar) o indirecta (esconder, robar o dañar propiedades ajenas), la intimidación , amenaza o chantaje , y el acoso o abuso sexual
     No todas las situaciones de violencia o agresiones entre escolares pueden considerarse maltrato por abuso entre iguales. En ocasiones, resulta difícil determinar cuándo se trata de un juego entre iguales y cuándo son acciones violentas con intención de hacer daño.La principal diferencia es que el maltrato supone desequilibrio de poder (la víctima se encuentra en situación de inferioridad) y se ocasiona un daño perdurable a la víctima.

     Estas situaciones de maltrato se mantienen debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente. Así, se convierte en muchos casos en una realidad oculta ante los ojos de todos.

     Se inicia en los primeros años, tiene su punto alto entre los 9-14 años y disminuye a lo largo de la adolescencia.

      Algunos autores han tratado de definir las características de los niños y jóvenes que se convierten en víctimas o agresores. Sin embargo, no hay reglas fijas, ni debemos caer en estereotipos: cualquier escolar, independientemente de sus características personales, puede convertirse en agresor o víctima de un acto de maltrato por abuso de poder.


Fuente: http://www.educa.jccm.es/educa-jccm/cm/alumnado/tkContent?idContent=11517&locale=es_ES&textOnly=false

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